Poesía española

Poemas en español


Dikt La ciudad amanece entre los brazos de la niebla

La ciudad amanece entre los brazos de la niebla
Apenas insinúa en un difuso ahogo
El día su remota fuerza
Duerme aún entre roces de pálidas caricias
Se agita bajo un soplo de besos fatigados
La lluvia a ratos con secreto acento
Desciende en la tibieza unida
O se queda en suspenso absorta en brumas
Dichosa de su errancia
Y otra vez la rezuma el aire saturado
Y cae de nuevo ociosa y pura
Jirones del lenguaje entrecortado
De unos borrosos labios indecisos
Conmovido susurro sin sentido
Sentencia de suspiros soñolientos
Todo está confundido difundido fundido
En el fondo lacustre de la atmósfera
Seres bultos y voces duermen juntos
Todos son grises en lo gris sin bordes
Todos son de una misma estilizada raza
Velos se rasgan sin dolor y sin ruido
Y lentas y solemnes surgen formas
Desde un húmedo fondo maternal condensadas
Cerrado cielo hospitalario casa de grisura
Gran manto respirable
Intemperie hecha abrigo
Atmósfera bañada escudo navegable
La lluvia de exquisita arritmia se desgrana
Cruzan el arie de agua gotas de agua
Todo chorrea una igual dicha insípida
Hinchados de una misma húmeda hartura
Todos con una misma sed dócil bebemos
Se asienta el mundo con peso perezoso
De esponja bajo el agua
(¿necesita imbibirse
Para encontrar la perfección de su despliegue
Como la capa del torero en las tardes de viento
Y dejar de ser vano como una esponja seca
Roída de vacío?)
el río de las horas
Se encharca y se desborda
¿estamos al principio o en el fin de los tiempos?
Las aguas difuminan los trazados
Velan los lechos embrollan los decursos
Todo ya marcha ahora sin moverse
Todo es fuerte y caudal y estuario a un tiempo
Es hora de salir
¡de entrar! ¡de entrar!
El río de la vida se remansa y me espera
Voy a un dentro
sólo de un fuera salgo
Hora de abrir la puerta y que se empape
Este puño de polvo rojizo el corazón
Disuélvelo fusión dilúyete memoria
Entra en las aguas lávate flota
Bebe memoria ablándate respira
La niebla me sepulta en su ceguera blanca
Carne en su carne
aún no he nacido
Tierna ignorancia
Carne en la carne de lo gris continuo
Que borra toda disidencia
Sosiégate memoria
Atrévete a mirar ya pasó todo
O nada ha sucedido o era un sueño
O duerme todo aún entre la niebla
Puedes ya abrir los ojos
No te va a herir la vida nuestra
Con su mirada abrupta
Avanza sin temor que ya no hay nadie
Estamos todos otra vez pero no hay nadie
Puedes tocar tranquila el montón perezoso
Estás donde querías no te arredres
Lo vamos a soñar otra vez todo.
*
«para acordarme de por qué he vivido»
Entro en las aguas de un blanco Leteo
Es la luciente confusión del tiempo
Es la pura sustancia transcursiva
El peso de presencia evaporable de las horas
El agua temporal vuelta a su lecho
¿fue todo un sueño? los días sin su cáscara
Su eternidad de instantes sin fracaso
Siempre supimos que eran de otro sitio
La marea del tiempo se derrama
Se hincha se eleva al fin se precipita
Arriba al otro lado inversa catarata
Es la entraña del tiempo aquí no hay nada
Un manantial de tiempo sin historia
Un limbo temporal una memoria
Vaciada que sueña que recuerda
Pero es preciso bañarse en este olvido
Desnuda la memoria aún es hermosa
La emoción no caduca
Eternamente es virgen su relámpago ciego
Afectuosa niebla
Niebla de paz que pone en tregua
Al fanático azul
No es esto lo que busco pero es bueno
Escondo en este seno protegido
Todo lo que en la luz me abrasaría
Lo vivo otra vez todo yo nonato
Aún no he nacido la vida no me mata
Esta última piedad
Lúcida tierra
Antes de caminar tus cegadoras rocas
No caigáis todavía amados velos
Borradme aún perdedme de mí mismo
Laguna fantasmal el sol se ahoga
En tus humos acuáticos
pastoso
Se desfleca en melosas vetas pálidas
Sol diluido
sangriento baño de dulzura
Con que la niebla
ingrávida entraña
se enriquece
(¿en una entraña grávida bebí un riego de sangre
Que esperanzado empuja otro latido?
¿me besabas entonces fértil mía
Con el cálido beso de tu sangre
Y tu incendio de amor dulcificabas
Para latir en mí calladamente?)
Hundirme hundirme deshacer mis rasgos
Volver a ser el nunca visto el ciego
El anunciado virgen de memoria
(así cuando fui tú tuve que hundirme
Atravesando empurpuradas brumas
En un bosque amoroso de latidos
Y por lo oscuro de esa carne vine al aire
Cuando era el caldeado el protegido
El fundido al amor el entrañado)
Y por esta penumbra iré a mi honor
Encubridora niebla
no
no sé nada
Nada he visto ni nadie me ha mirado
Ni nunca nadie se negó a mirarme
Ni de mí indiferente desvió unos ojos
En cuyo fondo pude hecho esplendor beberme
Soy carne de otra carne nadie me ha despojado
De todos los tesoros de amor que no he tenido
Desbordado y clemente me sumerge
Este preñado embalse de la vida
No corre el agua no ha empezado nada
No esperó de mí nada nadie nunca
Que con mi sola anunciación no se colmara
Nada he robado
a nadie he defraudado
No tiene todavía nombre amar
ni ser amado
Soy el amor mismo
*
La niebla borradora de preguntas
Sus propios límites esfuma
y sin embargo
Sin embargo también por estas brumas vagan
Velados y dolientes los recuerdos
La memoria es un sueño del que no hay despertar
Ah alborada alborada
Ni aun cerrado el amor es inmortal
El horror de nacer allá me espera
Supérstite en un mundo en cuyas duras playas
Naufragó aquella cuna de sangre que me trajo
Y por donde irá siempre junto a mí la nostalgia
De aquel febril desastre que no habré compartido
Pues la niebla es también un blando cementerio
Donde lenta se pudre la memoria
Con sus espectros de caducos ojos
Desde aquel primer día no he cesado
De ser sobreviviente de saltar de mi vida
Y no hundirme con ella
Para añorar después cada vez ese fondo
El silencio indudable de una sima ya única
La firmeza de un ancla de muerte contra el tiempo
La verdad de una hora sepultada
Que nunca más renacería
Mas no puede dormir eternamente el viento
Como a la luz hay que nacer a la memoria
La niebla al cabo habrá de despejarse
De la ahogada penumbra vagamente emerge
El bulto emocionante y mutilado
De mis vidas en ruinas
Hubo rutas espléndidas sin titubeo abiertas
Hubo lenguajes puros como claras miradas
Hubo fuegos sin casa y hubo casas sin fuego
Hubo la luz y hubo la llama
Hubo un claro palacio…



1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (2 votos, promedio: 3,00 de 5)

Dikt La ciudad amanece entre los brazos de la niebla - Tomás Segovia