Dikt Actas de medianoche (catorce)
Y quedé solo en mí, de mí ausente
Carlos Drummond de Andrade
Por fin aquí me tienes
en la cámara oscura
a la espera de algo que no sea la luz
No hiere el primer rayo
que sale de la herida
ya ciega en el costado
Hiere la sangre ausente
su óxido en la punta
de toda claridad
La noche me ha bebido
en un vaso de escarcha
y te vomita en la sagaz corriente
Me cubro entonces con la desnudez
de alma que no vistes
Y nada huele a luz
Siempre hay algo escondido centelleante
en tu mundo de sal
El alfiler entre constelaciones
la luna en los cardúmenes
el grano de desierto en la mirada
Estos son los planos de la noche
que esbozo
cuidadosamente para olvidarlos
En realidad
todo lo construyo de memoria
o peor a capricho
No hay demasiado cálculo
sino más bien un arrumo de afanes
Y alguna que otra línea torcida por la lumbre
Sólo resta esperar que la estructura
reproduzca la nada
y la oración al viento
Hay algo que la sombra
aún no sabe de mí
La sombra me imagina
y se equivoca
Como vela la noche
aprovecho y desgrano
este maíz a pulso
En Cayama era igual
cuando me ardían las palmas
de tanto ojo de abuela
Los granos repicaban en la jícara
como una granizada
sobre el cielo de zinc
Las tusas eran humo
el ahogo de abuelo
al castrar las estrellas
Como vela la noche
aprovecho y me siembro
desnudo entre tu nieve
No sé más que la sombra
por eso te desnudo
El mundo entra y sale de mí
sin placer sin dolor
Extraviado sereno
En las manos del alba
Diáfana oscuridad
voy a mancharte
con un poco de sed
Es que el agua sueña con el remanso
el fuego con la helada
el aire con el olor del vacío
Contra el no estar
en lírica abrasiva
a tu lado disiento
Esta noche vulgar
la vida entera pasa
perdido lo buscado
con tanto afán y sin saber por qué
En aguas ni vigilias
entre piedras ni sueños
está lo que esperabas
En verdad como todos
terminaste
engañado por nadie
La nada que confluye
en esta hora impar
encuentra en ti sentido
Sólo en su reino existes
Sombra armada a retazos de lo que pudo ser
por tus desgarraduras
está soplando un aire desvariado
que se lo lleva todo
En nuestra analogía
sombra mal remendada con reflejos de estanque
al menos el rezumo
entre los flamboyanes y este diario sin fechas
del sustantivo viento
Anochece de ti y no del horizonte
Es tu respiración
lo que azota los árboles
no ese céfiro antártico
Tu nada sudorosa los devuelve
al sueño de raíz
al delirio de piedra
Y la única lumbre que te sobra
es mi torvo mirar
Con precaución hermanos
nacidos por nacer
Basta con un susurro para avivar la luna
No seré el recordado
si no lo que recuerda
El mundo es la memoria
de un alba que carece de crepúsculo
La vida es algo más que un almacén de sombra
saqueado por el sueño
Reencarnaré en tu alma
para negarlo todo
No hay nada entre nosotros
hebra de oscuridad
que un pájaro roba para hacer nido
Sin embargo me afano
porque todas las pajas estén juntas
en el cono perfecto
entre las más asimétricas ramas
Y la razón no hiele
al canto que será en la primavera
un manojo de plumas anhelantes
Noche me has dado todo lo que no te he pedido
No sé si agradecerte por las tinieblas rotas
si reprocharte tantos luminosos fracasos
Me has dado bastante
noche de miércoles
Pero qué voy a hacer con tu mejor regalo
Espíritu que se materializa
Nada falta a mi sombra
que no sea tu luz intransigente
Nada falta a tu lumbre
que no sea mi oscuridad sagrada
Todo está al otro lado de la noche
La jícara en medio del desorden
que es mi madre en penumbras
El cuerno de venado
muerto para tejer estas mancuernas
Los granos de maíz regados en la nieve
que a esta hora germinan
En cada lágrima seca de luz
fríamente calculado
se reproduce el mundo
El centro de nada
Como la noche
giro por cualquier parte
Esa sombra sin eje retorcida
que suena a viejo disco
Yo te he estado esperando
desde la medianoche de Cayama
en que la sombra ardía
Aquí y en todas partes
vida colgada de un clavo mohoso
este susto que soy
Si te atrasas o no llegas al fin
poco importa
te espero antes del alba
Para Ángela García y Fernando Rendón
Selección del autor