Dikt El carro de elÍas
«Me arrepiento de haberme
tomado tanto trabajo en
destruir la ignorancia».
Roger Bacon.
Inmolo mis poemas para que sobrevivan a la muerte
Y las piezas fugitivas de la hoguera
Llamean en el borde de la espada como el carro iluminado del profeta.
Elías es su nombre:
Viaja en puño de acero, humo y fuego
Bruñido el carruaje en su singular espejo
A través del mar y sus orillas.
Elías es su nombre
En dirección ascendente hacia el abismo
– De donde proviene –
El hombre desaparece como una ola,
Se doblega como una rama sobre su última esquina,
Como un cuchillo sobre su piedra de afilar.
Donde mora un nebuloso ser llamado Dios
Elías irrumpe con su música secreta,
Y el universo de expande ante la tonalidad
– Constante y simultánea –
De un carro de fuego
Montado por un hombre.
Elías es su nombre
Nadie sabe su lugar de origen
El sitio exacto por donde dejó la tierra
Llegado al punto de lo absoluto y verdadero
Todos dicen que fue agarrado también de los cabellos
Y obligado a abandonar el mundo de los muertos.
Elías sigue siendo su nombre
Así se aparezca en la cima de una extrañísima montaña
Transfigurado por la luz
Y las emanaciones de otra muerte.
Elías es su nombre
Posee el poder de llegar a los lejanos velos
Y sacar del flujo magnético del cosmos
El oro, el cinabrio, la sangre, las palabras.
Del mismo modo del que se sirvió
Del cáliz y del vino
Para llevar su espíritu al mar de las ilimitadas olas
Así Elías emprenderá su viaje
Por lo manifiesto, por el mundo
Hacia un paradigma eterno
– Sin duración o calidad –
para despertar a través de la sustancia
en los recovecos de otra blanquísima colina.