Dikt Confusión (ii)
Afuera, en la palma del día : cabezas de faunos y faunas
de ensortijados rizos
en la calle; en un zaguán, mujeres y frutas
doradas por el sol
gritos de hombres ceñudos y desconfiados, entre ellos
los amantes,
uno que offrece a las sirenas un vaso de agua dulce y
otro que inundado de amor,
herido por el rayo agoniza en la claro, sin miedo ni terror
antes la muerte.
Puro misterio que muere con nosotros sin descifrar
su enigma
La advertencia en la entrada de la puerta : «hoy no se fía,
mañana
sí».
Una mujer asoma y nos delvuelve la totalidad, la que subvierte
al ser con su simple presencia..
¿ Qué nos queda de ella? Una corriente de agua, un caracol
del enroscado mar de la otra orilla.
Lo gótico sombrío se clava en la retina. La bestia fatigada en la
t. v., su alusivo dicurso al nuevo orden, con gestos que
recuerdan antiguas pedadillas.
El peso interno bruto, más embrutecido que ayer. El pobre pib.
Lo que te aleja de mi.
Una vida de sospechas y malentendidos baja el callejón
desierto, a pleno día,
a la altura del muro que la encierra.
Imitando las formas de la noche oscureció la pagina
mordida por la luz de una luciérnaga.
Duermes y tus sueño dibujan en el aire apariciones :
La de aquella cuyos ojos horadan el corazón de una piedra,
las puertas condenadas de un viejo caserón,
¿entrada al infinito o al abismo?
Es decir todo aquello que suministra material para el
ridículo.
Un reloj sin agujas de la hora : hora de todos, universal,
humana.
Hora de renuncia y ociosa protesta.
Emerge de una copa vacía el aliento de quien bebió de ella,
el trago dulce de los labios rojos, la esencia perfumada
de la noche o de la muerte.
Vacío, cerrado, desvanecido, nadie en suma, alejado
de la maniática tarea de construir etermidas con elementos
del desastre.
¿Será posible vivir sin memoria? ¿Detendrá el vaticinio
la catástrofe?
Dejas tus huellas a cada paso, en la confusa geometría
del instante,
Las manchas en la página que nadie leerá.
Decrépita es la farsa del buen Humor del hombre viejo y
marchito,
decrépitas su risa, sus razones.
Deteniéndote avanzas bajo la turbia luz del sendero
caballero sin lanza y sin caballo,
bajo la lluvia, pisando hojas podridas, fragmento
de un espejo y un cuchillo.
Así llovió aquel día en que tu madre parió una sombra larga y
pensativa.
Así quedan los vivos juntos al muerto, agobiados por el
misterio y el miedo,
por la curiosidad que agota las preguntas. ¿Quién acaba de cruzar
de izquierda a derecha la página blanca del camino?
¿Será que ha muerto la necesidad de comenzar a compreder
desde el principio?
Así pensaba el personaje aquel, cuyas huellas en la nieve
retrocedían al invertir sus zapatos.
Un aire irresponsable va llenando el espacios de letras
y rasguños,
manchas de un largo pasado y libertad impuesta.
En los estantes libros comprados en remate, obras
dispersas, sobras
de obras en la casa del muerto, los finales dichonos
de ua novela que a solas se pasea
ostentando su genial fracaso.
Un viento claro agita las cortinas, no estás solo, furor,
Pereza, sombras por toda compañía.
Una tilde, una flecha invertida, las patas de un faisán,
tu propia sombra de pie.