Dikt Confusión (vii)
Toda belleza regresa a su silencio,
más allá de la elocuencia hecha de evasiones y mentiras,
brillantes como el berniz aplicado
sobre la caparazón de las langostas o la epidermis
de las frutas del lujurioso mall de Main street.
Vana es toda ambición e inútil todo esfuerzo.
Un hombre en una hamaca, el triunfador de siempre,
aspira satisfecho el humo de su cigarillos y contempla su
ombligo.
Ante el asombro de tu mirada la superficie del mundo que
yacía arrugada,
lisa aperece de pronto ; remotas provincias surgen
de las tinieblas, rutas cubiertas de barro,
selvas emmarañadas, aves de rapiñas que se alimentan de
cádaveres hinchados, carroña y desperdicios.
Dominio espléndido de un niño, ahora asediado
por las moscas del progreso.
Inútil cada esfuerzo por definirnos. El temor nos obliga a
callar.
Hombres insectos entran en escena con sus violines, cantan,
aguardan y sus arcos se inclinan
y la alegría suena sus cuerdas de oro.
Por este instante pagamos caro : toda la eternidad.
Todas las muertes no son sino una sola muerte. El hacha debe
por eso caer en pleno tronco : así la encina será abatida.
He aquí la pluma y el papel ; la sal desesperada de la tinta ;
la senta erudición de la ignorancia impía,
la hoja muerta sobre su borde estrecho.
Apresúrate antes que anochezca o se apaguen tus ojos
a escribir esa historia sobre el niño que fusiló a su niñera
cuando tenía diez años y ahora redacta una novela policial, o
sobre esa mujer, allí sentada, de cuyas piernas brotó
aquel fuego que arrasó con todo un regimiento
y que ahora ha adoptado a un mancebo al cual cree el Mesías.
En breves segundos, desciframos los jeroglíficos escritos
en los rostros de las gentes.
De pronto al cerrar el periódico el mundo se ilumina
y el esplendor de las gentes.
De pronto al cerrar el periódico el mundo se ilumina
y el esplendor ordera el caos.
Pasa una nube en el cielo, con una mano apartas de tus ojos la
terrible fealdad.
Ha caído la gota del tiempo durante todo el día, sobre tu
cabeza ha caído también.
Ya no hay tiempo. No irás a Brujas ni a Praga, ni aguardarás
en Vía Appia o Fiorella o Beatriz.
Como en un tren en marcha huyen de tus ojos, árboles y casas.
Ya no hay hilo de intriga, ni explicacíon lógica.
La más profunda forma del olivido es la memoria
que nos hace volver otra vez al deseo de entonar el mismo
canto.
Ya no escuchas al ruiseñor en medio de la guerra y
las migraciones,
tampoco esas voces de protesta, ni conjuras la presencia
del opositor,
caminas sin cesar, a pleno viento, sin dejar huellas, ningún
dosel te cubre,
ningún heraldo espera tu llegada, incertidumbre es origen de
todo pensamiento
la certidumbre su fin, la apariencia es la esencia, la realidad
su máscara