Dikt Poemas de la ausencia xvii
De repente
Uno se da cuenta de algo irrenunciable
Que transe los recuerdos y que a fuerza
De haberlo acostumbrado te recorre
La columna vertebral de los silencios, algo
Tan simple y necesario como el agua,
Como un nombre repetido, el pan, un beso
A hurtadillas de la gente y que no obstante
Se nos hace imprescindible con el tiempo.
Por lo tanto
Renunciar a las cosas que he aprendido
En tu libro de constancia, en cada letra
De tu abierto abecedario, ya sería
Borrarte sin duda del recuerdo, supondría
Negar tu caliente cercanía, desprenderme
De la paz que en tus manos me has traído
Siempre que de ti necesitaba, equivaldría
A tener que prescindir de lo que entregas
Sin haberte pedido nada a cambio.
¡Cómo
No haber amado tus ojos encerrando
La aprobación de mis palabras, cada vez
Que en mí clavabas tu mirada y te volvías
Testimonio presente de un secreto, cada vez
Que sentías algo ardiente en tus adentros
Y dejabas que se fuera mitigando
Como un aire cruzado por un gesto, como un hálito
De luz en la penumbra!
¡Cómo
No haber acumulado en tu presencia
Tantas horas de oferta cotidiana, todo aquello
Que era amor y no le dabas importancia
Creyéndote obligada a otras promesas, callada
Como aurora arrepentida, como un viento
Que teme hacerme daño a su regreso!
Perenne
Cada uno de tus actos más pequeños, todo aquello
Tan simple y necesario como el agua,
Como un nombre repetido, el pan, un beso
A hurtadillas de la gente y que no obstante
Se nos hace imprescindible con el tiempo.