Dikt Poemas de la ausencia xviii
Siento
Tus raíces en el pecho, una evidencia
Muy honda de que existes, la innegable
Verdad de que me habitas
A la par que te tengo tan distante.
Tus raíces
En el pecho – acaso tronco – y en la piel
Imborrable el tatuaje de aquel viento
Que trajiste de tu mano a mis adiles
En el tiempo más yermo de tu tacto, en el tiempo
En que apenas ignoraba cómo y cuándo
Palparte por tus huecos, hasta dónde
Llegaban los perfiles, las esquinas
De tus besos amparándose en mis labios.
Tronco acaso
De un árbol milenario, de una encina
Que conserva en su corteza el testimonio
De un nombre grabado, de una flecha
Cruzando un corazón de lado a lado
De la misma manera que yo cruzo
Tus ansias en el polen de mi ausencia.
De lado
A lado – acaso espada – atravesando
Las arterias que dan vida a los silencios
Y reúnen la sangre que más bulle, el pálpito
Congénito del alma, los vaivenes
Submarinos del olvido, tus resortes
De vida y esperanza.
Espada acaso
Abriéndonos heridas incurables, otras huellas
De la lucha por buscarnos paso a paso
Los caminos más rectos, los recodos
Que acortan tu distancia en el espacio
Y tan sólo conocen mis andares, la evidencia
Innegable de que existes, la más honda
Verdad con que me habitas.