Dikt La felicidad, como tantas otras cosas
Depende de los reflujos de la mente.
Pero ese vaivén de la memoria lo gobierna el azar,
Y por fatalidad he vivido dando rodeos
Acercándome quizás, sin alcanzar lo memorable,
Una y otra vez cayendo en lo peor de lo vivido.
¿Acaso la felicidad está en lo más próximo,
En lo que no es memoria sino llana realidad?
Si es así no hay esperanza
Pues para llegar a lo más cercano
Hay que transitar por el camino más largo,
Que dicho sea de paso, es el más difícil.
La felicidad, como un legítimo tesoro,
Espera en el fondo
De lo ríos más caudalosos de la memoria.
Sólo en esos acuosos mantos existe con pureza.
Aunque en tierras cotidianas contemos con réplicas exactas
Dispuestas en vitrinas a precios caprichosos.
Si alguno codicia las auténticas joyas
Tiene que sumergirse en innumerables aguas,
Sortear atroces peligros, arriesgarse.
Pero que entienda de antemano
Que los tesoros verdaderos no son hallazgos de la voluntad.
Yo prefiero abandonarme al azar,
Tal vez un día aparezca ahogada en buenas aguas.