Dikt La baÑista
El agua se refugia en tus manos,
Sestea el sol en tus ojos,
Vas y vienes, cruzas la arena,
Arrastras tu condición de prófuga,
De dueña de los mares, de las playas
Calmosas y las dulces bajamares,
De la rada luminosa donde no llegan
Los vientos y encallan los barcos.
Tornas al tiempo de la infancia,
Al reino afortunado, a la proa fulgurante,
Al eco no diezmado, a la sonrisa alta.
Nadadora del mar de la tarde
Que nos duele, cobijo de perdedores,
Paño de lágrimas, siguiendo el rastro
De las gaviotas, de los seres que lloran
Sus penas, que clavan sus ojos en las mareas.
Te recoges en la urdimbre solitaria de los años,
Te abrigas en los azules, en las espumas
Silenciosas, en las algas preteridas,
En las palabras fugaces que escribes
En los oscuros arenales del tiempo.
Recoges piedras en tus excursiones
Doradas por las orillas blancas,
Me miras y luego dejas de mirarme,
Bañadora ligera de cadencias sonoras,
Limpia estrella que ancla su luz en el sendero,
Voz risueña que queda prendida de los labios.
Aguacero callado, revelación secreta,
Oleaje que desborda su palabra sesgada,
Su ausencia caligrafiada en la calima
De los amaneceres, en la escarcha callada,
Alto pilar que sostiene mi frágil navío,
Piel desatada en la región del deseo.
¿Hacia qué rumbo te inclinas, bañista
Imprevisible, en qué esquife te pierdes
Mar adentro, buscando el último fulgor
De la luna, la huella de los pescadores,
En qué red queda atrapada tu espera,
El sueño de las manos, la sombra de los pasos?