Dikt Xiii (retamas)
¡Qué calma tan honda!
¡Qué paz tan profunda!
¡Qué solemne quietud la que reina
Por esas alturas!
No ocurren sucesos;
Se pasan los días,
Sin que un soplo revuelva los mares
De nuestra política.
Silencio tan triste
Enerva el espíritu:
¿Es acaso esta tierra un inmenso
Sepulcro de vivos?
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