Dikt Vida, pasión y muerte del anti-hombre (iv)
De légamos profundos, inconforme,
Levantándose absurda, desmedida,
Monstruosa de protestas,
Agria voz que me agobia,
Que me empuja,
Que me alza y me sumerge.
Ronca voz que desconoce las palabras,
Ancho grito sin fondo,
Hosco alarido
Descubriéndome entrañas ignoradas,
Estrujándome perdidos corazones,
Ahogándome gargantas imprecisas.
Ola de agua sin cauce,
Inopinada,
Violento viento ardiente sin fronteras,
Oscurecida voz mía y ajena
Resonando en oídos que siempre la esperaron,
Envolviendo la sangre en venas nuevas,
Encendiendo otros ojos
Desatando otra lengua.
Enmohecidos brazos la enarbolan
Puños que antes colgaban levantados,
Ruda testuz erguida
Negándosele al yugo y al inútil arado.
¿De dónde vivo a mí?
¿De dónde fue en nosotros?
¿Quién arrojó semillas a los surcos hambrientos?
¿Desde cuándo eran nuestras las estrellas?
De aquí, de allá, ellos, nosotros, desde siempre.
Para qué preguntar.
Lento buzo de fuente humilde y mínima
Trajo palabra antípoda para la voz alzada
Desbordada respuesta, ancha, sin tregua,
Palpitando en las vértebras mismas de las interrogaciones,
Médula joven mía, tensa y firme.
Y a los potros del viento fatigaron los ecos.