Dikt Actas de medianoche (1)
Su luz sin otra música
Eugenio Florit
Puerta que cierra y abre
para que tu sombra no pueda entrar
Y así seguir sumidos en la luz
que todo lo embrutece
No eres línea
espiral o círculo
Tú jamás has sido representada
Eres tiempo vacío
en series paralelas
Espacio numerado por el ritmo
Sombra que se espiritualiza
Luz
que sueña ser materia
De una astilla de hueso
Puede hacerse la noche
Un río recordado
esta frazada roja
Puede formarse de una gaviota insomne
Un sueño de vecino
esta orilla oxidada
De un viento obsesionado
puede hacerse la noche
Un tren que no ha partido
esta luna sin sal
Una luz que se apaga
debe cambiarlo todo
Es algo más que la cifra de muerte
tachada a medianoche
No te encuentre sin forma
Es uno de esos gestos
involuntariamente arrinconados
que se vuelven razón y nos asustan
el día menos sentido
Objeto de la noche
La sombra hierve
Hay salpicaduras
de ti por todas partes
Ese vapor condensado en la sed
Húmeda irradiación
incendio por venir
Sobre todo ese aroma
de alba chamuscada
Todo está inscrito
en esta quemadura
La sombra te describe
con voluptuosidad de copista medieval
en rasgos que vomita
un resplandor de huesos encontrados
Esas líneas sin puntos
que convergen en ti
borrosa alma geométrica
Mirada desojada
doloroso crochet
Hebra rota de subjetividad
que tu madre ha ensartado
en su aguja sin vista
Me deshago del ser
me diferencio
grano de oscuridad
Sólo falta la noche en esta noche
En cada verso anida una novela
Hay que plantar claveles en tu fértil ombligo
Nada en lo incierto miente
La sombra está en las cosas
que no alcanzaron número
Y la lumbre despierta con tu eco
Una luz que se apaga
te deja verlo todo
En un solo
irreprochable instante sin fin
Sujeto de la noche
Como la inevitable gota de agua
que resbala de ti y no deja soñar
Esa pura agua negra
útil para limar
los sueños abrasivos
Como la mancha creada al cabo por la gota
en su pequeño salto trascendente
La gota que retorna
seca de oscuridad
a los entresijos de la impureza
Sale y entra la noche
por las hendijas de tu corazón
Poco me asomo al paisaje agolpado dentro
El cielo rumoroso bajo el puente
la vena que desagua en el reloj
el sol caído entre las azucenas
Por la urdimbre de tu claridad
me alzo hacia al vacío de esta casa
Noche que cala huesos
y te embarra la médula
con esa tinta helada
que ni tres soles podrían borrar
Noche de un solo punto
pero muy afilado
en la rueda lunar
y que anota en el fémur su mensaje
La muerte te confirma
Una luz que se apaga
tan próxima que nadie puede verla encenderse
tan remota que está dentro de ti
¿Cómo salvar el mundo de la lumbre?
Porque también el mal devana su arco iris
Se nos agota el tiempo
dígito por palabra
rabia por transparencia
¿Y cómo salvar la luz de lo sufrido?
Nos queda sólo el espacio mal llamado noche
Sombra detenida en esa zona del espejo
que dibuja la ausencia
Sombra sin cicatrices en el tronco
ni mácula de grito
Sombra blanca que contorna la roca
nostálgica de liquen
Sombra desesperada
que con su transparencia persevera
No hay horas para todo
lo que omite el desvelo
¿Acaso acabaré siendo la noche?
Madrugada de sílabas
once siete catorce
que la arena no cuenta
Tu verdad es la alforja
cruzada sobre el lomo de la luz
Las espuelas hundidas
para ningún camino
Este relincho pulcro
que lame la espuma de sus ijares
Una luz que se apaga
y que no puedes jamás avivar
aunque viertas el alcohol de la angustia
Tu sueño trascendido
Noche sin estaciones
en que el cielo lo ha salpicado todo
En que dios mismo asciende
escaleras de signos
Que diluye la sed
con su desborde de ánimas raídas
Noche sin sentimientos
de granito
Nada hallará
el buscador de huesos
con su piqueta de rayos hurtados
Forman capas tectónicas
que sólo el río revela
un día de crecida
Nada hallará
el que busca lo otro
en todo este polvero de sombras respiradas
Avaro nocherío
Desde este instante ya no soy la noche
Me deshice de todo
Borré su claridad
abrí su círculo
Para Ida Vitale y Enrique Fierro