Dikt Semillas inmortales llora mi alma
Esta noche, envidio a la apartada gruta en su mundo perdido del camino, al
mar que a la ribera sujeta con amarras, a la lumbre, a la huida del
celaje…
Cómo callar mi corazón, si todo es inquietud, ansia y cansancio. Se apagó
tu voz y no acepto tu muerte, aunque permanezcan en silencio tus óleos,
acuarelas y pinceles.
Mi voz no logra tocarte en la distancia, llora mi alma, otra vez sus alas
grises…
Retornan los recuerdos y tu figura es un signo leve dibujado en el aire.
Vaga mi mirada, me pesan los párpados en este torbellino que rueda en mi
memoria.
¿Sabes?, hoy cuando los capullos se abrieron, sentí que en ellos tu alma
suspiraba.
Si tan sólo pudiera encontrar tu paso y dejarme llevar.
Que cerrada es la noche en el insomnio, qué hondo es el dolor y qué ansia
por rescatarte de los ocultos jardines donde empiezas a vivir.
Si hubiera podido sujetar el tiempo, decirte cuánto te amo; pero tú al
morir fuiste oscureciendo de melancolía.
Dejaste mi alma sola, fluyendo en emociones de ayer, volviendo los ojos a
un camino largo, interminable, cercado por dolor y lejanías.
Estarás en mí, aunque hoy tiemble la luna con mi llanto, y tus labios
pálidos no se abran más para llamarme, estarás en mí con el amor de
siempre, rodeando mi corazón en todas sus auroras.
Te hablo desde el fondo de mi sangre, a gritos, perdiéndome en el vértigo
del límite. Te marchaste como pasajero liberado del tiempo. No pude
detener tu muerte, con este lazo de lágrimas…
Padre, recógete en la sombra, sé trino y alabanza. Tu cuerpo en la tierra
y el alma en el cielo, consuelen mi pena y bendito seas…