Dikt Un trozo de espejo para tu belleza
Quisiera que mi palabra tuviera
La precisión del «maat»,
La pluma con que los egipcios pesaban
El alma de los muertos,
Para pesar el resplandor de tu alma,
Modelada en la elasticidad de la entrega y del salto,
Y también para sopesar en vilo
La flauta azul y verde de tu mirada.
Tu voz de incendio y de inocencia
Goteaba del techo, brotaba de mis libros,
Mordía mis talones
Y dejaba colgando en el aire de mis sueños
Un rumor granate
De faldas ondulantes y tobillos heridos
Por el dalle veloz y armonioso de la danza.
Tu sonrisa abría
-tanto en el gozo como en el sufrimiento –
La suavidad intacta de una religión nueva.
Tu cabello posaba en mis mejillas,
En blanda respiración de oro,
Un orballo maleable de aromas y de arrullos
Como llegados de otro mundo.
Mi ser entonces se columpiaba
Entre la memoria y el olvido.
Si yo hubiera tenido el «maat»
Para pesar el esplendor de tu alma,
De tu mirada y de tu voz,
De tu sonrisa y tu cabello,
No habría escrito este poema.
Porque al fundirse la precisión con tu belleza
El mundo habría retrocedido
Al silencio anterior al big-bang.