Dikt Segundo acto
¡Cómo no me voy a quejar cuando te veo a ti
Y a las otras mujeres llenas
Por dentro de flores,
Y viéndome yo inútil en medio de tanta hermosura!
Va diciendo desnuda la voz de Margarita.
Federico que, muerto, quiere cruzar el mar
Y la tierra ha parido amapolas y lirios
En donde grandes ojos, el cuello ladeado
De Margarita muerta, la boca entreabierta
Y un pañuelo de encaje
Para encajar la muerte esa mañana.
Margarita, el teatro levanta un telón ácido
De tierra que a tu cuerpo se apelmaza, tan fría
Como el frío que siempre recorre las arterias
Cuando la sangre, queda, se ha quedado de piedra.
Margarita, por fuera, es un jardín,
Por dentro yerma, porque la voz se escucha
Como un arpa lejana:
No es envidia lo que tengo; es pobreza.
Va enhebrando la obra hacia el principio
Para volver a ser, al menos una frase,
Una tarde en que todo estuviera
En su sitio, tranquilo. En su sitio ese sol
Oculto bajo tierra, o encima de la nada
Donde ahora se ahoga su cuerpo maniatado
Como dijera antes:
Cuando tenga la cabeza atada…
Y las manos bien amarradas dentro del ataud,
En esa hora me habré resignado.
Cantan los grillos encima de su lecho y Margarita
Duerme,
Duerme desnudamente y el sueño es un puñal
Que la atraviesa entera.